Hola os dejo con el relato de este mes del grupo de Adictos a la escritura. Este mes ha tenido una temática muy particular y un punto de vista muy concreto. Se trataba de hacer un texto basado en el Fin del Mundo, pero no en el hecho en sí sino en ese Fin del Mundo que nos dejó con un palmo de narices y que nunca sucedió.
La verdad es que me ha costado sacar el relato porque la inspiración no llegaba, así que espero que os guste este sencillo relato.
CUANDO MENOS TE LO ESPERAS
Ruth miraba a Esther mientras esta conducía su destartalado coche. No se podía creer que fuera a ir a ese sitio, pero su amiga había insistido mucho y ambas habían discutido mucho la idea. Ahora sentada, recordaba como había sido.
—Por Dios Ruth, es solo una reunión de amigos.
—No me vengas con esas. Esther te quiero mucho pero estás algo chalada.
—Oye no te pases, solo charlaremos durante la cena de…
—…de cosas tan tontas como el fin del mundo. Sabes que no creo en esas cosas.
—Ya lo sé, es para que salgas y conozcas a las personas del grupo. Te darás cuenta de que no son como tú creías –al final se había dejado convencer, pero es que le sabía muy mal discutir con Esther, su tranquila amiga no se metía con nadie y tan solo quería que estuviera acompañada.
El local de la reunión estaba abarrotado de gente por todos lados, las mesas estaban todas ocupadas. Alguien se levantó al final del local.
— ¡Esther! –a su amiga se le iluminó el rostro al ver quien la saludaba y enseguida se vio arrastrada tras ella.
—Hola Juan, cuanto tiempo. Pensaba que no podías venir –los dos se saludaron con dos besos en las mejillas.
—No me lo hubiera perdido por nada. Vienes acompañada –Esther sonrió.
—Es Ruth mi escéptica amiga –el hombre le saludó mientras no paraba de reír.
—Hola, ya somos muchos como tú, pero es que este grupo es tan divertido que lo echaba en falta.
Mientras charlaban de sus vidas, el resto del grupo iba llegando y se iban presentando. Ruth tuvo que admitir que eran personas muy agradables y con unos trabajos muy estables. Casi cuando iban a empezar a cenar, un último invitado se presentó ante el aplauso de todo el grupo.
—Hombre, el que decía que no iba a venir –Juan abrazaba a un hombre más alto que él de pelo negro, cuando saludó a todos, se quedó mirando a Ruth como hipnotizado—. Eh, es Ruth una amiga de Esther.
—Me llamo Iván –Ruth creyó morir al ver los ojos del hombre, oscuras brasas negras que la observaban con atención. “Oh, sí se acaba el mundo me daré por satisfecha pues acabo de conocer a mi hombre ideal” pensó Ruth.
La charla que fue unida con la cena, fue amena y muy interesante, pues ese grupo aparte de charlar sobre las hipótesis del fin del mundo, también lo hacían de cosas normales.
—Alguien se ha leído las cincuenta sombras –la charla giraba ahora por el argumento de ese libro que había arrasado. Ruth se dio cuenta, para su sorpresa, de que era la única del grupo que no lo había leído.
— ¿Tú no lo has leído o no lo quieres leer? –la pregunta de Iván le sorprendió.
—La verdad es que tengo el libro en casa –miró a Esther que se los había comprado—, pero no me apetece leer esa clase de libro.
Al momento se dio cuenta de que estaban casi solos, habían salido a fumar casi todos. Ella miró a ese hombre que la observaba con atención.
—Quieren que el fin del mundo los encuentre con el vicio…—ambos rieron.
— ¿En serio piensas en esas cosas? –él se encogió de hombros.
—No, pero son muy divertidos, a pesar de que todos deben estar podridos por dentro. ¿Tú por qué has venido?
—Para no oír más a Esther, me lleva loca con este asunto – la risa franca y fresca del hombre la sorprendió, pero más al ver que su rostro entero sonreía, inclusive sus ojos.
—Es una persona muy dinámica.
—Y muy persuasiva, no te cuento lo que me quería hacer si no venía.
—Pero, ¿te lo estás pasando bien?
—Sí, sois un grupo muy variopinto y para nada excéntricos –se mordió el labio al decirlo—. Lo siento no quería decir eso, yo…
—Te entiendo –la música envolvía el local, las personas hablaban bajito para no molestar, de pronto algo cruzó por su mente—. Me encantaría esperar el supuesto fin del mundo bailando, si me acompañas.
La declaración dejó sorprendida a Ruth, pero cuando Iván se levantó y le alargó la mano, la suya se unió a la de él sin pedir permiso a su cabeza. Sus cuerpos se juntaron con timidez al son de la música. Los corazones se acompasaron y bailaron el mismo ritmo. Las manos se unieron en un abrazo eterno y sus almas conectaron de forma sorprendente.
A nadie les sorprendió verlos abrazados y besándose, tan solo una persona les miraba con cariño y alegría, Esther. Después de todo la cabezona de su amiga le había acompañado y ese imprevisto fin del mundo le trajo el comienzo de su mundo.
FIN
Eso es todo, como veis muy sencillo. Pero bueno, las musas no siempre están a la altura de las cosas.
Os deseo a tod@as una feliz semana.
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La verdad es que me ha costado sacar el relato porque la inspiración no llegaba, así que espero que os guste este sencillo relato.
CUANDO MENOS TE LO ESPERAS
Ruth miraba a Esther mientras esta conducía su destartalado coche. No se podía creer que fuera a ir a ese sitio, pero su amiga había insistido mucho y ambas habían discutido mucho la idea. Ahora sentada, recordaba como había sido.
—Por Dios Ruth, es solo una reunión de amigos.
—No me vengas con esas. Esther te quiero mucho pero estás algo chalada.
—Oye no te pases, solo charlaremos durante la cena de…
—…de cosas tan tontas como el fin del mundo. Sabes que no creo en esas cosas.
—Ya lo sé, es para que salgas y conozcas a las personas del grupo. Te darás cuenta de que no son como tú creías –al final se había dejado convencer, pero es que le sabía muy mal discutir con Esther, su tranquila amiga no se metía con nadie y tan solo quería que estuviera acompañada.
El local de la reunión estaba abarrotado de gente por todos lados, las mesas estaban todas ocupadas. Alguien se levantó al final del local.
— ¡Esther! –a su amiga se le iluminó el rostro al ver quien la saludaba y enseguida se vio arrastrada tras ella.
—Hola Juan, cuanto tiempo. Pensaba que no podías venir –los dos se saludaron con dos besos en las mejillas.
—No me lo hubiera perdido por nada. Vienes acompañada –Esther sonrió.
—Es Ruth mi escéptica amiga –el hombre le saludó mientras no paraba de reír.
—Hola, ya somos muchos como tú, pero es que este grupo es tan divertido que lo echaba en falta.
Mientras charlaban de sus vidas, el resto del grupo iba llegando y se iban presentando. Ruth tuvo que admitir que eran personas muy agradables y con unos trabajos muy estables. Casi cuando iban a empezar a cenar, un último invitado se presentó ante el aplauso de todo el grupo.
—Hombre, el que decía que no iba a venir –Juan abrazaba a un hombre más alto que él de pelo negro, cuando saludó a todos, se quedó mirando a Ruth como hipnotizado—. Eh, es Ruth una amiga de Esther.
—Me llamo Iván –Ruth creyó morir al ver los ojos del hombre, oscuras brasas negras que la observaban con atención. “Oh, sí se acaba el mundo me daré por satisfecha pues acabo de conocer a mi hombre ideal” pensó Ruth.
La charla que fue unida con la cena, fue amena y muy interesante, pues ese grupo aparte de charlar sobre las hipótesis del fin del mundo, también lo hacían de cosas normales.
—Alguien se ha leído las cincuenta sombras –la charla giraba ahora por el argumento de ese libro que había arrasado. Ruth se dio cuenta, para su sorpresa, de que era la única del grupo que no lo había leído.
— ¿Tú no lo has leído o no lo quieres leer? –la pregunta de Iván le sorprendió.
—La verdad es que tengo el libro en casa –miró a Esther que se los había comprado—, pero no me apetece leer esa clase de libro.
Al momento se dio cuenta de que estaban casi solos, habían salido a fumar casi todos. Ella miró a ese hombre que la observaba con atención.
—Quieren que el fin del mundo los encuentre con el vicio…—ambos rieron.
— ¿En serio piensas en esas cosas? –él se encogió de hombros.
—No, pero son muy divertidos, a pesar de que todos deben estar podridos por dentro. ¿Tú por qué has venido?
—Para no oír más a Esther, me lleva loca con este asunto – la risa franca y fresca del hombre la sorprendió, pero más al ver que su rostro entero sonreía, inclusive sus ojos.
—Es una persona muy dinámica.
—Y muy persuasiva, no te cuento lo que me quería hacer si no venía.
—Pero, ¿te lo estás pasando bien?
—Sí, sois un grupo muy variopinto y para nada excéntricos –se mordió el labio al decirlo—. Lo siento no quería decir eso, yo…
—Te entiendo –la música envolvía el local, las personas hablaban bajito para no molestar, de pronto algo cruzó por su mente—. Me encantaría esperar el supuesto fin del mundo bailando, si me acompañas.
La declaración dejó sorprendida a Ruth, pero cuando Iván se levantó y le alargó la mano, la suya se unió a la de él sin pedir permiso a su cabeza. Sus cuerpos se juntaron con timidez al son de la música. Los corazones se acompasaron y bailaron el mismo ritmo. Las manos se unieron en un abrazo eterno y sus almas conectaron de forma sorprendente.
A nadie les sorprendió verlos abrazados y besándose, tan solo una persona les miraba con cariño y alegría, Esther. Después de todo la cabezona de su amiga le había acompañado y ese imprevisto fin del mundo le trajo el comienzo de su mundo.
FIN
Eso es todo, como veis muy sencillo. Pero bueno, las musas no siempre están a la altura de las cosas.
Os deseo a tod@as una feliz semana.
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